Es la primera lámpara de techo diseñada por CROÓ y origen de todo lo que ha venido detrás.

Rogal tomará el protagonismo de la habitación que la albergue. De noche, encendida inunda las paredes de sombras azarosas no aptas para los lectores más perspicaces, y de día, apagada simplemente deslumbra. 

Compuesta por ocho hojas de acero inoxidable unidas en la parte superior a una corona de madera natural. Su disposición oblicua hace que la lámpara se perciba de manera distinta según donde esté colocado el espectador. La luz se despliega hacia el exterior de manera directa colándose por los huecos heterogéneos de las hojas, y también por reflexión sobre las mismas. 

En solitario, Rogal se siente cómoda, y en colectivo a una misma altura genera un bosque de arbustos metálicos atrevido e impactante.

Se ofrece en dos modelos, uno con las hojas formadas por líneas rectas y otro por líneas circulares, algo más suaves, y también con dos disposiciones, una de techo y otra suspendida a una distancia cualquiera.